Gael y Viviana tomaron un taxi para volver a la mansión esa tarde. El ambiente no era ni la mitad de incómodo como fue antes. Viviana estuvo inusualmente callada durante el trayecto, mordiéndose el labio de vez en cuando. Gael se dio cuenta de su comportamiento y le preguntó en repetidas ocasiones si se sentía incómoda. Viviana se apresuró a negar con la cabeza. Sin que él lo supiera, estaba tramando un plan para mantenerlo cerca.
«¿Fingir que estoy enferma? No, eso es demasiado irreal. Las sirvientas de la casa harán un mejor trabajo cuidando de mí. Hmm. ¿Qué excusa puedo utilizar entonces?».
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