—¿Qué le gustaría beber? —preguntó Jacobo sin preocupación.
—Lo que sea. Señor Negrete, espero que no se ande con rodeos. ¿Pretende pedirme los gastos médicos de su sobrina? —El hombre, que estaba sentado de manera ociosa con las piernas cruzadas, miró de forma sutil a Alexandra mientras abría la boca de manera brusca.
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