Al fin y al cabo, la tecnología se había desarrollado de manera minuciosa gracias a una enorme inversión de riqueza y esfuerzo y casi podía considerarse fundamental para su sistema de defensa y armamento. Sin embargo, ante este hombre, no parecían más que un juego de niños.
—¡Ahora estoy convencido por completo de que no es el hijo de Benedicto Cortés, sino ese Junco que se suponía fallecido!
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