Con la mirada perdida en Irma, que se levantó del agua en todo su esplendor desnudo, Salomón no pudo controlar hacia dónde miraban sus ojos. Por instinto, su mirada se desvió hacia donde no debía.
De repente, toda la fuente termal pareció enmudecer. Lo único que pudo sentir fue el torrente de su sangre y el deseo furioso de su interior. Después de eso, Salomón no podía recordar lo que había pasado.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread