De vuelta a Hacienda Oceánica, Alexandra había estado preguntando por cómo le iba a Juan. Desde que se fue a la universidad, rara vez llamaba a casa, como si tratara de demostrarles que podía vivir independiente de ellos. Incluso cuando llamaba, no les revelaba su verdadera situación.
Como resultado, Alexandra y Sebastián tenían que confiar en los hombres que Diego había asignado para vigilar a Juan para saber las últimas noticias sobre él.
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