Alexandra no le dio importancia. Después de detener sus problemas estomacales a través de la acupuntura, lo mandó a ir a la botica del templo para conseguir alguna medicina. Aquella noche, Sabrina corrió hacia la habitación de Alexandra con la bebé en la mano. Parecía estar encantada de poder dormir separada de aquel hombre.
Alexandra se ocupó de la madre y de la hija y durmieron tranquilas durante toda la noche. Pensaron que tendrían un par de días tranquilos, pero a la mañana siguiente se encontraron con una mala noticia.
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