Tras echarle un vistazo a su rostro hinchado, no dijo nada y salió de la habitación. Después, Sabrina salió del hospital.
—Señorita Sabrina, ¿ya le avisó? —Había un hombre esperándola en la entrada. Se acercó a ella y le preguntó, con una voz llena de preocupación.
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