Cuando Sebastián llegó al hotel con Alexandra, el presidente del Grupo Solaris ya estaba esperando ahí. También había traído a su hijo.
Antes de la reunión, había escuchado hablar de las valientes hazañas de Sebastián de cómo pacificó el país en una época de caos y ayudó a la economía de la nación a recuperarse. Sin embargo, esas historias de valor se fueron apagando poco a poco desde que Sebastián estuvo a punto de morir en un complot hacía cuatro años. Después, permaneció en coma durante tres años enteros. Como resultado, el presidente del Grupo Solaris no tenía a Sebastián en alta estima.
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