—Dime, Alexandra. Estos dos niños tienen la sangre de los Heredia. ¿Cómo es posible que de una cosa tan maldita surja un niño tan bueno? —preguntó Sabrina, jadeaba por perseguir a José.
Alexandra no respondió. En su lugar, con el sudor que goteaba de su frente, Alexandra levantó al pobre niño que había estado sentado muy tranquilo con hambre todo ese tiempo.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread