Todos estaban sorprendidos. La expresión de Amelia cambió drásticamente, como si acabara de recibir una bofetada. En Ataraxia, todo el mundo era consciente de que, a pesar de ser solo una empleada, Jeremías la escuchaba más de lo que la ignoraba. En efecto, ahí era más bien una de las dueñas.
Eso explicaba por qué Yulisa y Toño permanecieron en silencio durante toda la conversación. No esperaban que Alexandra hiciera un desplante tan pronto como llegara.
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