Todo lo que vio fue una salpicadura de color carmesí antes de que pudiera procesar lo que estaba sucediendo, la mujer que él tenía en sus manos se debilito y cayó mientras permanecía pasmado, incapaz de comprender una fuerza de tal dimensión y no solo eso, sino que también no comprendía lo despiadada que era.
Alexandra apuntó a un punto de acupuntura, lo que le permitió liberarse de su hipnosis; sin embargo, sin saberlo, este punto de acupuntura era también su talón de Aquiles.
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