Entró corriendo en la habitación, tomó una bolsa y empezó a empacar sus pertenencias sin pensar. Leonardo no dijo nada. Regresó a su habitación y le reservó un vuelo. Hacía tiempo que quería comprarle el vuelo de vuelta a casa. Alexandra subió al avión esa misma noche y llegó a Puerto Aven al amanecer.
Dudó en dirigirse directo a Bahía Frontera, ya que sospechaba que Sebastián aún estaría allí. Lo evitó porque no estaba segura de si quería verlo o se sentía demasiado culpable para enfrentarse a él después de lo ocurrido con los niños. Esperó hasta después de las ocho antes de ir corriendo a la casa. Para su sorpresa, la puerta estaba cerrada.
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