Al final, una treintena de autos bastante razonables, fueron puestos a disposición por cortesía de Sebastián. Con la excepción de un Rolls-Royce a la cabeza, Todos los demás eran deportivos.
No se podía evitar ya que estaban presionados por el tiempo, después del desvío que hicieron al aeropuerto, así que irrumpieron, no, anunciaron su llegada de forma gloriosa.
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