Al notar la expresión en los ojos de Elisa, Guillermo habló rápidamente para aclarar.
—Eli, de verdad que no tengo segundas intenciones. Tenía estas cosas nuevas porque la decoración de aquí me pareció demasiado monótona cuando llegué. Como ahora vivo aquí, me siento obligado a hacer algo por ti. Si no, ¿no me estaría aprovechando?
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