Gabriel encontró fácilmente el camino a la cocina. Isabella se sorprendió un poco. Puede que su primo no fuera un mimado, pero sin duda era un privilegiado. Esto no significaba que Gabriel fuera un malcriado, sino que su familia tenía suficiente riqueza para proporcionarle todo lo que necesitaba. Por lo tanto, era natural suponer que Gabriel no sabía hacer ciertas cosas, como cocinar pues Gabriel nunca había mostrado esa habilidad suya al mundo exterior.
Al ver la expresión de sorpresa en la cara de Isabella, Elisa se echó a reír.
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