Sus intenciones eran obvias, quería que Gabriel se ocupara de sus propios asuntos. No quería estar involucrada. ¿Cómo podría permitir que ella lo ignorara? Le sonrió, sintió un escalofrío en la espalda, sintió que algo terrible iba a suceder. Como esperaba, Gabriel dijo:
—Vamos, cariño. ¿No íbamos a comprar mi ropa interior?
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