Cuando Raquel vio a Elisa, sonrió.
—Sabía que estarías despierta —dijo sonriendo—. Mi sincronización es impecable. Vamos, cariño, bebe este tónico de hierbas y recupérate. —Elisa se destapó y Raquel se asustó un poco—. ¡No hagas eso! ¡Deja que te ayude! Eres una paciente. En todo caso, ¡deberías ser más delicada!
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