Bella sintió un poco de arrepentimiento cuando su astuto primo había logrado superarla, dejándola sentada a regañadientes frente a Elisa.
Julia, observando la escena con diversión, no pudo evitar reírse. En su juventud, había sido estricta en cuanto a mantener el silencio durante las comidas. Sin embargo, ahora que era mayor y apreciaba los momentos que pasaba con sus nietos, no le importaba un poco de charla y risas en la mesa.
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