Gabriel tenía sentimientos encontrados y también se sentía frustrado; respiró profundo e hizo todo lo posible por reprimirlos. No obstante, no fue tan fácil como pensaba, ya que, durante toda la tarde, permaneció desconcentrado incluso mientras se ocupaba del trabajo.
¡Pum! Golpeó le dio un puñetazo a la mesa. La sala de reuniones estaba en completo silencio y la persona que presentaba un informe palideció por el miedo. Le temblaron las manos y el documento que sostenía cayó sobre la mesa, lo que provocó un ruido e hizo que Gabriel volviera en sí. Se dio cuenta de que estaba en medio de una reunión. La persona que presentaba el informe estaba a punto de llorar; le temblaban tanto las piernas que apenas podía mantenerse en pie. Además, el ambiente escalofriante de la sala lo mareaba.
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