Capítulo 207 Ver a su hijo triunfar

El desprecio y la advertencia de Gabriel fueron como puñales para Elisa, pero ella se rio por lo bajo. —Sabes muy bien que, si la abuela quiere que vaya, se asegurará de que usted también esté allí. Quiere que volvamos a estar juntos, pero después de visitar a Marcos en el Templo Luminoso, ya no insiste más en eso. —Gabriel sintió una presión en el pecho; Elisa, por su parte, sonrió—. Por eso no tiene por qué preocuparse tanto. Recuerdo lo amable que era la abuela conmigo, así que tenga por seguro que nunca le haré daño; ella tampoco me obligará a ir a visitarla. Si fuera por mí, no volvería a aparecer nunca más por su casa.