Todos aceptaron su sugerencia en silencio y volvió a poner en marcha el vehículo. Elisa estaba igual que siempre; no estaba disgustada a pesar de no haber conseguido ninguna pista. Estaba segura de que podría sacarle algo a Linda y esta no descansaría bien hasta que ella estuviera muerta. Intentaba con todas sus fuerzas eliminarla porque su existencia impactaba en el actor intelectual que se escondía en las sombras.
El auto avanzó y nadie hablaba, mientras que Vicente las dejó en sus respectivas casas y oficinas. Raquel fue la única que quedaba en el auto y, al ver la expresión preocupada de él, comentó:
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