Cualquier persona podría sentirse reacio cuando se le pidiera hacer algo en algún momento. Además, Felipe había pensado bastante y había investigado mucho sobre una mujer preciosa como Elisa. Si la dejaba ir, sería imposible satisfacer sus necesidades. La joven retrocedió de inmediato y lo miró.
—¿Tiene otras preguntas, señor Wolcof?
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