La expresión de Elisa se ensombreció al instante, sabía que había una sola persona que haría eso. «¿Por qué vino?». Se dirigió rápido hacia la puerta y vio que, en efecto, era Gabriel, entonces respiró profundo y no tuvo otra opción más que abrir. De lo contrario, hubiera seguido golpeando la puerta y despertando a los vecinos. El rostro del hombre se tornó sombrío en cuanto vio la expresión seria y desdeñosa de Elisa. Apenas entró, ella cerró la puerta y giró para mirarlo.
—¿Enloqueció?
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread