«Aquí no hay nada que perteneciera a mi padre porque Norberto lo sustituyó todo». Elisa se frustró, pero siempre supo que Norberto acabaría cambiándolo todo en la oficina de su padre. Además, lo más probable era que no quisiera usar nada de su padre, así que inhaló despacio y se quedó silencio, mientras que Norberto y Linda la miraban con seriedad.
—Elisa, ¿crees que ganaste? —la regañó Linda
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