¿Cómo pudo Gabriel dejarla ir con tanta facilidad? Agarró su mano, negándose a soltarla. Elisa podía sentir su pulso mientras intentaba zafarse de su agarre, era débil e irregular. Elisa recordó en ese momento cuando él recibió una bala por ella. Al final, su corazón se ablandó.
—Gabriel, ¿cómo puedo hacerte entrar en razón? Ser terco no te hará ningún bien.
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