Si el gran señor Weller fuera más joven, habría sido más astuto, pero dado que era mayor, a veces era bastante ingenuo. Como vio que Gabriel no decía nada, frunció el ceño molesto.
—¡¿No entiendes lo que quiero decir?! —Gabriel levantó la mirada hacia él en silencio—. ¿Cuándo Elisa podrá ser menos desvergonzada? —señaló Daniel sin poder evitarlo.
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