Linda se levantó y la siguió con una mirada de angustia. Se detuvo y agarró el brazo de Elisa cuando vio que tenía la mano en la perilla de la puerta.
—¿Adónde vas? ¿Al baño? No necesitas que te acompañe tanta gente. Yo iré contigo. —Elisa apartó la mano y abrió la puerta de un tirón sin pensarlo dos veces—. ¡Elisa! ¡No puedes irte! ¡Aún no hemos terminado! Te dimos la grabación y cumplimos nuestra promesa; ¡debes devolvérnosla! —suplicó con los ojos muy abiertos y nervios, aunque en su mente, la estaba maldiciendo.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread