Tomás seguía sin saber nada, pero igual accedió con amabilidad. Al final, después de observar a Gabriel volver a entrar al laboratorio, apartó la mirada y regresó al auto a esperar.
El tiempo se escurría de a poco entre sus dedos. Mientras Elisa y Jeremías realizaban pruebas, Gabriel los observaba desde un costado. A pesar de que no podía hacer nada para ayudar, no se atrevía a apartar la mirada de ellos. Le preocupaba que pudiera detectar un indicio de decepción, aun así, sabía que tenía que seguir observando.
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