Gabriel nunca interactuaba con el género opuesto, en especial con mujeres que hablaban con delicadeza. Pensaba que era extraño y repugnante. Entonces, apareció Elisa. La asistente bajó la cabeza mientras estaba de pie frente a él, pareciendo una estudiante que había cometido un error. No quería irse sin recibir su perdón.
Mientras tanto, Elisa estaba comiendo tranquila su desayuno a un lado. No tenía nada que ver con ella. Esto hizo que Gabriel se sintiera un poco incómodo.
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