Elisa permanecía en silencio y seria. Ya no era una joven de dieciocho años que hacía todo solo por amor, ahora comprendía las cosas. Además, se mostraba indiferente hacia el amor. Raquel le habría creído a Elisa si hubiera dicho esas cosas sobre cualquier otro tema, pero no cuando se trataba de Gabriel. Raquel respondió:
—Si supieras qué hacer, ¿cómo te habrías enamorado de él en primer lugar? ¿Cuánto de tu carrera pusiste en pausa durante los tres años que estuviste casada? Elisa, no quiero arruinar tus ilusiones, pero debo sacarte de tu sueño para que el amor no te ciegue. No querías divorciarte de Gabriel cuando él te entregó los papeles de divorcio, ¿verdad?
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