Elisa estaba bastante distraída en ese momento; recordaba a Gabriel llevándola de la mano a otros eventos y hablándole de forma amable mientras hacía muestras de afecto en público. En aquel momento, ella se sentía la mujer más feliz del mundo, pero al cabo de unos años dejó de sentirse así. De repente, se rio de sí misma, luego, le sonrió a Guillermo y se dirigió hacia la puerta principal con él.
Elisa tenía un rostro hermoso y pequeño. Todos suspiraron en cuanto la vieron. Ella llevaba un vestido azul ajustado que resaltaba su hermosa figura; tenía la piel clara y la cintura delgada, por lo que muchos hombres quedaron hipnotizados al verla.
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