—¡No! —gritó Rosa de dolor y a la vez su mirada transmitía incredulidad.
«¿Cómo puede ser? ¿Por qué? ¿Por qué mi hija hizo eso? ¡No! ¡Esto no es real! ¿Es uno de los planes de Linda?». Esta dio a entender que Elisa la había llevado al límite y no dijo nada más. «¿Puede ser una táctica calculada por Linda y esa persona misteriosa?». Ella recordó que esa mujer dijo que quería darle a su hija una nueva identidad. Cuando Rosa pensó en ello, se calmó un poco, como si supiera lo que estaba sucediendo. Elisa entrecerró los ojos y observó las emociones cambiantes de su tía. Aunque esta lo ocultaba bien, la joven se dio cuenta de una parte.
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