La falta de vitalidad en su comportamiento hizo que Elisa se sintiera como una extraña. Había pasado bastante tiempo, pero no había signos de mejoría en el estado de Raquel. Incluso cuando preguntaba al médico de guardia, las respuestas que recibía eran bastante vagas.
—No podemos estar seguros de cuándo se despertará exactamente. No puedo darle una conclusión precisa. Lo único que puedo decir es que lo dejemos en manos del destino. Puede que despierte mañana, o puede que no despierte nunca en esta vida.... Tener familiares a su lado, hablándole, puede estimular hasta cierto punto sus ganas de vivir —dijo el médico de guardia.
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