Raquel se quedó en silencio y permaneció impasible mientras miraba a Vicente ya que se negaba a creer lo que le decía. Luego, reflexionó un tanto y suspiró.
—No importa el método que utilices. Nunca estaré contigo ni te entregaré la reliquia de mi madrina. Deberías dejar de perder el tiempo. —Vicente se quedó boquiabierto. Ya no sabía qué decirle dado que no lo entendía de ninguna manera; volvió a respirar hondo. Mientras tanto, ella continuó con calma—: Sinceramente, te habría admirado si nunca hubiéramos peleado por la reliquia. Probablemente ni siquiera nos conoceríamos. Así que deja de gastar saliva conmigo.
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