Elisa siguió mirándolo fijo cuando terminó de hablar. No obstante, no hubo respuesta en absoluto, entonces suspiró abatida y dijo:
—¿No… no estás dispuesto a perdonarme? ¿Es por eso que te niegas a despertarte? Carlos, si lo haces, te prometo que estaré contigo, ¿de acuerdo? —Él seguía sin mostrar alguna reacción; por lo tanto, Elisa se mostró triste y suspiró, sonaba desanimada al manifestar—: Lo sabía… No estás dispuesto a perdonarme. El señor Sevilla aprueba que estemos juntos. Es mi culpa por no haberte valorado y terminé perdiéndote.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread