A Elisa se le tensaron las manos en el volante, puesto que se encontraba en un dilema. Permaneció en silencio porque no sabía cómo responder a esa pregunta. Tras morderse el labio, puso en marcha el auto. Aquel día había mucho tráfico y llegaron a su destino después de más de una hora. Raquel estaba agotada; apenas entró se sentó junto a la mesa del comedor y dijo:
—Pediré comida a domicilio.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread