Le echó un vistazo a la cama de Elisa, pero las sábanas estaban bien dobladas. No había nadie en la cama. Miró el baño y también lo encontró vacío. Su expresión ensombreció de inmediato y sacó el teléfono para llamarla, pero no pudo comunicarse. Se malhumoró y enseguida fue a la habitación de Vicente. Golpeó la puerta, furioso, después de tocar el timbre.
—¡Ey! ¿Quién está en la puerta? ¿No puedes esperar? —gritó de forma impaciente desde dentro.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread