Elisa se dio cuenta de que Gabriel la había incriminado, pero no quería avergonzarlo delante de los demás. Lo dejó pasar por ahora, ¡pero juró que se arrepentiría si volvía a intentarlo!
Al día siguiente, en el trabajo, se sintió un poco deprimida. Cuando Bella se acercó y le entregó el contrato, había una sonrisa en la comisura de su boca. Elisa sabía que Bella se había equivocado de idea. Aun así, no tenía energía para corregirla y dejarlo estar.
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