Elisa se limitó a asentir con la cabeza en silencio, pero se veía tranquila. Pronto, Rosa sirvió el desayuno y todos disfrutaron las gachas en la mesa del comedor.
—Eli, ¿sigues enfadada conmigo por lo que sucedió en el cumpleaños de la abuela? —le preguntó Linda tras mirar a Elisa.
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