Al mismo tiempo, Linda estaba en el auto con el chofer. Miraba de forma distraída el imponente rascacielos, pero una notificación en el teléfono la hizo volver a la realidad. Su actitud cambió cuando vio un mensaje en el correo electrónico con unos archivos de grabación de audio adjuntos. De inmediato, sacó los auriculares de su bolso Chanel y lo conectó a su dispositivo. Para su angustia, era una grabación de su conversación anterior con Elisa. «¡Z*rra hipócrita! ¡Juraste que no estabas grabando! ¿Por qué confié en esa i*bécil? ¡La voy a matar!».
Linda se enfureció aún más al leer el mensaje que estaba adjunto. El texto era muy claro y decía: «Teme por tu reputación si vuelves a intentar atacarnos. Todo el mundo sabrá que eres una hipócrita. Tu buen nombre quedará manchado». La joven lloraba de la rabia. Un tanto asustado, el chofer frenó y la miró por el espejo retrovisor. La mujer, que estaba en el asiento trasero, tenía una mirada furiosa.
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