Elisa procedió a darle un masaje a Minerva, permaneciendo completamente concentrada durante todo el proceso. El ama de llaves que presenció la escena se quedó atónita. El Señor Carrera había consultado a muchos médicos para Minerva, pero Elisa era en efecto la primera en darle un masaje.
Elisa identificó rápido los puntos gatillo de Minerva y masajeó todas las zonas necesarias. Minerva se tumbó en la cama, con la mirada fija en el techo mientras se abstenía de moverse.
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