—¡Zorra! ¡Eres una zorra! —Linda Benedetti estaba enloqueciendo.
«¡¿Por qué Gabriel y Elisa se reunieron a comer?! No puedo creer que esa zorra sea tan indiferente hacia él y se atreva a decirle lo que piensa. ¿No tiene miedo de que él llegue a odiarla? ¿O no le importa perder un poco para vengarse?».
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