A Elisa le impresionó que él se mantuviera mentalmente fuerte a pesar de conocer el estado de su enfermedad. Aun así, le habló con honestidad y lo tranquilizó como haría con cualquier paciente. Luego, se deshizo de la aguja que había usado de forma adecuada antes de volverse hacia él.
—Estás bastante bien y te recuperarás si cooperas con mi tratamiento.
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