Elisa llegó al lugar luego de un rato de espera. Los médicos seguían presentes y estaban hablando.
Gabriel tenía las manos en los bolsillos y estaba sentado en el borde del escritorio con una expresión distante y triste a la vez. Giró la cabeza con cuidado y miró a Elisa cuando llegó, mientras que ella frunció los labios con los ojos más enrojecidos que cuando se fue.
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