Capítulo 182 Todavía no lo entiendes
El templo era muy similar a otros, pero apenas diferente si uno caminaba hacia la parte de atrás. El abad, Marcos Britos, no vivía en el templo, sino que tenía un espacio propio separado. Después de caminar por un sendero pedregoso durante media hora, por fin llegaron a su destino.
Elisa había estado sosteniendo a Julia todo ese tiempo, por miedo a que la caminata la cansara. Sin embargo, el ánimo de la anciana había sido bastante positivo y, además, parecía excepcionalmente sana. A juzgar por la rapidez de sus pasos, parecía llevar la caminata mejor que una persona joven.
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