A esas alturas, el director Montoya estaba harto para hablar. Con todo en orden y la publicidad en su mejor momento, no podía creer que tuviera que volver a reunir a todos los actores y miembros del equipo, rodar un nuevo final y relanzar la campaña promocional. Lo exasperaba que Gabriel lo convirtiera en una carga insoportable para todos. El director sintió que le subía la presión.
—Señor Marín... —dijo en voz alta luego de respirar profundo.
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