Elisa no sabía qué sucedía. Gabriel la miró y frunció los labios. Antes de que pudiera decir algo, Jeremías habló:
—No dejaré que asumas el riesgo sin importar lo que digas. Dado que ya llegamos a esta etapa, todo podría empeorar si no tenemos éxito. Aunque tu abuela no lo sepa, estará devastada y… —No terminó la frase, pero estaba claro cuál era su punto.
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