Afirmó su autonomía, recalcando que era una persona, no un objeto. Dejó claro que, por el momento, no pertenecía a nadie y que la negativa del Señor Carrera a dejarla marchar no significaba que fuera suya.
—Sé que no lo harás, pero tienes que entender una cosa, esto no depende de ti —replicó Elisa con frialdad, evitando el contacto visual con el Señor Carrera.
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