Terminaron de desayunar rápidamente. Ninguno de los dos comió mucho, solo lo suficiente para que no les doliera el estómago.
Elisa dejó los cubiertos con una expresión de tranquilidad; no obstante, no le dedicó ni una mirada a Gabriel. En cambio, aquel hombre no le quitaba los ojos de encima.
Obtiene más cupones de libro que los de la appRecargar
Ir a la app de Joyread
Sigue leyendo más capítulos y descubre más historias interesantes en Joyread