Una hora más tarde, Elisa seguía irrumpiendo en Grupo Weller y nadie la había detenido. De repente, sonó el timbre de su casa, lo cual la sorprendió. Al instante, tocó el teclado y aseguró lo que estaba haciendo antes de levantarse y dirigirse a la puerta. Estaba un poco asombrada. «¿Quién será tan tarde?». Se preguntaba si sería Carlos ya que ese día había hablado con él y no estaba demasiado entusiasmada dado que le respondía con monosílabos. No obstante, cuando se acercó a la puerta y vio que era Gabriel, se quedó sorprendida. Ella no podía atenderlo como si nada, por lo que volvió de inmediato a su computadora y se ocupó de todo con rapidez. El escritorio recuperó su aspecto habitual y ella apagó la pantalla.
El timbre seguía sonando. Entonces, se dirigió de nuevo hacia la puerta y la abrió.
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